martes, 30 de septiembre de 2014

El Camino Espiritual



Amigo lector de Espíritu Místico muchas gracias por la aceptación del Blog.

Desde hace un tiempo transito lo que algunos llaman el CAMINO ESPIRITUAL. Hay personas que preguntan cuánto tiempo llevo en esta senda, yo sinceramente les respondo que no lo sé. Y es que, convencido de la naturaleza espiritual de cada individuo y que a esta vida terrena, le preceden muchas existencias, es difícil saber cuánto tiempo ha transcurrido desde el momento de la creación hasta el presente.

Tocar el sistema de creencias es bastante complejo, pues dicho acto estremece patrones conductuales que no todas las personas están en disposición de afrontar. 

El ser humano está sujeto al hecho cultural, político y religioso, siempre condicionado por un dogma, siendo capaz de limitar y coartar su crecimiento integral como ser. Así, todo cambio percibido hace ruido y a la mente le encanta estar en zona cómoda, somos una especie de Bella Durmiente a la espera del príncipe que nos despierte la conciencia y emprendamos nuestro particular proceso de evolución. En la espera de ese príncipe,  el ser es como un elefante de circo, es decir, un individuo de gran fortaleza atado por un delgado cordel a una insignificante astilla de madera clavada al piso.

Con lo anterior, no pretendo rechazar el hecho religioso, pues al igual que las ciencias es de suma importancia en la generación de valores humanos, éticos y morales que permiten la convivencia entre miembros de una sociedad.  

Ahora bien, una persona puede ser extremadamente religiosa y carecer de espiritualidad, el dogma lo ha vuelto intransigente, intolerante y sectario. En días pasados escuchaba la historia de dos mujeres que deseando comulgar no lo hacían, devotas cristianas, fieles esposas, abnegadas madres, casadas civilmente, más, no habían consumado el acto sacramental del matrimonio eclesiástico, pequeño detalle para mí, un muro infranqueable para estas damas. No haber recibido la bendición sacerdotal las hacía excluirse de recibir la carne y sangre del Cristo, lo contrario sería todo un abominable sacrilegio. No más antes de escribir este artículo, leía una nota de prensa que hacía referencia al curios hecho de unos rabinos ortodoxos que viajaron 11 horas de pie entre New York y Tel Aviv alegando no poder sentarse al lado de mujeres, no debe ser fácil, querer descansar las piernas y no hacerlo por estar encofrados en las cuatro paredes de una creencia.

Cuando una persona trasciende del hecho religioso al espiritual, su cosmogonía cambia, empieza a ver la divinidad en todas partes, las diversas escrituras y mensajes de los grandes pensadores y guías de la humanidad adquieren un sentido más profundo, cosecha ilimitados conocimientos los cuales integra a su cotidianidad tanto para crecimiento integral como para colaborar en la evolución colectiva. Se puede inferir que ha cruzado el punto místico entre lo terrenal y lo espiritual. Aquí se le presentan pruebas más profundas, ya que al asecho están la vanidad, la fantasía, el poder y la fama entre algunos ego-sentimientos mencionados por Vicent Guillem en su obra Las Leyes Espirituales, no hay que olvidar que sigue siendo un alumno.

Hay mucho ruido, la expansión de la conciencia permite nuevas experiencias y mayor capacidad de comprensión, a lo racional se le va sumando lo sensorial, no es que antes no existiese, estaba allí latente, esperando el despertar del ser espiritual que subyace bajo la fachada del ser material.

Al principio no entendía como una sola persona podía seguir varias corrientes, es decir, ser por ejemplo Católico, Santero y Kabalista, o ser Taoísta, Shamanista y Gnóstico. Me preguntaba como una persona podía tan siquiera comprender algo del basto conocimiento que encierra cada una de estas corrientes. No encontraba la razón hasta que con motivo de la visita de una monja tibetana a Caracas, medite el porqué del asunto. Antes de llegar a la conclusión, me imaginé a Buda, Cristo, Maria Lionza y Yemaya, por nombrar algunos, cómodamente sentados en una sala de estar, conversando y riendo sobre los líos existenciales de los terrenales. Me preguntaba que tenían que ver entre sí, los cuatro icónicos personajes: el sabio Guía Oriental, el Mesías Occidental, la Orisha Yoruba y la Reina Yaracuyana.

Comprendí que cada persona sigue su particular CAMINO ESPIRITUAL, que no hay dos personas que lo transiten de igual manera, cada una adquirirá justo lo que necesita, desechando lo que no sirva, almacenando lo que pueda ser de utilidad en tiempo futuro. Por todo lo anterior, debemos ser respetuosos de las decisiones y elecciones ajenas, antes advertir el error ajeno, auscultarse asimismo, no sea que nosotros seamos el error y cuando sea menester, ayudar en lo que podamos. Claro está que podemos disentir, emitir opiniones, pero nunca creernos dueños de la verdad absoluta, pues somos apenas una partícula del todo. Necesariamente no tiene que ser el correcto, solo el tiempo le indicará a esa persona la veracidad de su elección y las acciones requeridas para enmendar el rumbo. 



El CAMINO ESPIRITUAL es una senda de continuo ascenso, aunque a veces hay descensos, un territorio inexplorado, lleno de escollos y pruebas que hay que transitar sin afán, disfrutando el paisaje sin perder el foco. Este camino es apto para todo ser que vaya descubriendo su esencia, asimilando su naturaleza y alcanzando la mayor suma de felicidad posible. EL CAMINO ESPIRITUAL no implica abstraerse de la sociedad, por el contrario, éste ayuda a fluir y comprender al conglomerado de personas que la integran, aportando soluciones más reales a las situaciones que afectan al colectivo.

Namasté

Miguel Arturo Cabrera
Life & Spiritual Coach - Practicante de Yoga
Reikista - Motivador - Terapeuta Holístico
Caracas - Venezuela.
Twetter / Instagram: @espiritumistico  

No hay comentarios.:

Publicar un comentario