jueves, 16 de noviembre de 2017

El Divino Arte de Amar


Solemos amar a las personas más por lo que representan que por lo que realmente son. Proyectamos sobre ellas nuestras creencias y estados de conciencia y en base a eso, endosamos determinadas cualidades que de una u otra forma le dan vida a las relaciones, por lo general, desde una vista unilateral que satisface a nuestra estructura. Aquí, cuando me refiero al amor entre personas, no me remito exclusivamente a la que se da entre una pareja de enamorados, sino a un espectro amplio de amantes que incluye a familias, amistades, socios de una empresa, incluso entre quienes se adversan hay una forma de amor, porque en medio de todo solo hay amor.

En cierto modo, usamos a las personas como faroles que, o iluminan nuestras sombras, o enriquecen nuestras luces, siempre para bien, aunque la apariencia diga lo contrario. 

Y si, pareciera una forma muy egoica de conocer y manifestar el amor, alguien diría que eso no es amor, y puede que esté en lo cierto. Es la forma aprendida que hemos convenido.

Pudiéramos re-aprender a mirar no solo a las personas, sino a todo, hasta al mismísimo Dios, sea cual sea el nombre que le demos, desde una perspectiva neutra, más nos cuesta, nuestra mente necesita focalizarse en algo que le sirva para identificar ese algo, y poder actuar en medio de la dualidad. A nuestra mente le cuesta interpretar el vacío, la nada y lo abstracto, sobretodo los nacidos en Occidente, poco dados a cultivarla. 

El amor no es solo una palabra bonita dicha por enamorados. Es el elemento clave en la transformación del ser, para lo cual, es menester más que conocer, experimentar todas sus facetas, empresa que arranca desde uno mismo. 

Amar es un acto de conciencia pura que hay que practicar. 

Amar nos lleva a estados de plenitud y grandeza, indefinibles por el verbo, pero palpables por el espíritu.

Amar es la transformación y maduración de nuestros egos y mentes, un binomio dorado, al cual, si le damos oportunidad, pueden convertirse en los perfectos aliados de nuestro despertar. 

Solo amando es que aprendemos el Divino Arte de Amar, porque todo siempre es por Amor, aunque las formas del intelecto digan lo contrario.

Y recuerda que el Amor viene de ti, porque está en ti, en tu corazón, lo manifiestas de alguna manera que te servirá para medir que están dando al Universo.

"Amor, amor, medicina que no se agota.
Cuando más la gente ama, más bonito el amor brota."

Amar, es mucho más que el toque de cuerpos desnudos, es un toque de almas, desde la realidad del ser, espontaneo, sin estructuras, una danza cósmica, una explosión, una entrega divina, un todo, Amar es Amar.


Fuerza, Luz y Elevación.

Miguel Arturo Cabrera
Espíritu Místico 

Caracas - Venezuela

viernes, 3 de noviembre de 2017

El Hombre Lunar y El Divino Masculino

EL HOMBRE LUNAR Y EL DIVINO MASCULINO
Antes de compartir un texto con el que me identifico plenamente, te cuento algo, existen hombres lunares, es decir, hombres que también percibimos los ciclos lunares y que realmente, somos todos aquellos del genero masculino, aunque no muchos se dan cuenta y los que sí, suelen esconderlo.
Si bien es cierto que fisiologicamente la mujer transita unos ciclos que van como asociados a las facetas lunares, dado que energeticamente somos muy similares, los caballeros no somos ajenos al flujo de corriente que se mueve por todo este inmenso vecindario llamado Universo, donde todo puede pasar.
Ciertamente, así como a la mujer se le ha condicionado un rol, al hombre por miles de años se le ha impuesto otro, en donde ambos, tal vez por necesidad de supervivencia, tradición o costumbre, han tenido que renunciar a sus cualidades más humanas como la emotividad, el misticismo, la sensualidad (no confundir con sexualidad), el desarrollo esotérico (tampoco confundir con hechicería, ni supercherías) entre infinidad de aspectos.
En este sentido, a los hombres se nos enseño a desconocer, reprimir y oprimir nuestros sentimientos más puros, porque claro, en un campo de batalla de antes y de hoy lo que prevalece es la fuerza bruta, desde el punto de vista más elemental, eres tu o el otro. Pero si hay hombres que nos orientamos por artes holísticas, el desarrollo humano, la espiritualidad sin que eso afecte nuestro sentido de masculinidad, lo cual, véase bien, no es un señalamiento a algún con orientación distinta, que los hay, y que cumplen una importante tarea, pues en aquí todos estamos cumpliendo nuestra tarea según las reglas que nosotros mismos vamos creando.
Mujeres y hombres debemos darnos la mano, siempre a través de la naturaleza propia, el respeto, la consideración, porque, en los últimos tiempos, nos han puesto en una especie de ring de boxeo, si no lo cree, observe que aún vamos a un restaurant y nos sentamos uno en frente del otro, uno diría que las mesas están distribuidas así, pero la mesa tiene cuatro lados, pero inconscientemente, elegimos un punto a veces de confrontación.
Ahora sí, el texto prometido:
Por Alana Messineo.
El Hombre Lunar es el hombre Presente, sensible, que ofrece nobleza, protección, provisión y fuerza para la creación de toda vida. Explora su Alma, y es capaz de limpiar su energía de los programas que lo alienan. El Hombre Lunar está naciendo en los corazones y cuerpos de muchos hombres, nace en Silencio.
Hacen falta hombres iniciadores que, como en las antiguas tribus, acompañen a sus hermanos, codo con codo, a retomar su Esencia Masculina. Sus padres raramente pudieron iniciarlos, los últimos iniciadores fueron, quizás, los bisabuelos. El hombre de nuestro tiempo guarda internamente el deseo de recuperar su orgullo sagrado como Amante y Padre, protector de su entorno.
Kali Yuga es tiempo de mujeres solas, pero en la Consciencia de Unidad que crece, esto también está llegando a su fin. La Mujer Radiante sana e inicia al Hombre Lunar. Puede hacer esto porque está nutrida desde dentro, siente al Espíritu vibrar en su cuerpo, ha alcanzado una sensualidad que crece, no importa su edad, como resultado de su profunda conexión con la Esencia de Vida. Entonces, está en tren de superar su tendencia a controlar al hombre y poseerlo.

Esta Respiración de ella, como una tierra aireada que puede retener la semilla sin ahogarla, le permite a él permanecer, sanarse, refugiarse y crecer. Él le ofrece el apoyo que, a fuerza de acostumbrarse a autogenerarse, ella había olvidado que era posible recibir. Ella forjó o está forjando su independencia, pero el anhelo de una Unión auténtica sigue intocable en sus profundidades. Ella está comenzando a distinguir entre desapego y renuncia. La guerra de los sexos, inducida, también está terminando.
Namasté



El Paraíso en la Tierra, convoca pares, parejas equilibradas, y está potenciando encuentros. Estos encuentros forman parte de los próximos pasos del Despertar, ya que, fuera de todas las ilusiones románticas, la relación en intimidad es una iniciación a una más y más amplia apertura del corazón para ambos. El Hombre Lunar es el amante compañero de la Mujer Solar, la Mujer Radiante. Juntos construyen el Paraíso de la Nueva Tierra, un Edén que florece y no conoce el destierro" Por Alana Messineo.

Para finalizar, estamos en tiempos de revoluciones muy profundas, donde las transformaciones políticas y sociales, son fiel reflejo de lo que sucede tras los muros de la conciencia colectiva e individual y que son apenas la punta del Iceberg. Tenemos el poder para elegir entre aferrarnos a los viejos patrones y anclarnos en el sufrimiento o caminar, soltando lo que ya no funciona en nosotros como individuo, liberando nuestra mente de los pesados fardos de la tradición y así permitir que el alma hable, se manifieste, tenga la plena seguridad que todo lo que esté en la Verdad, prevalecerá incólume, sin un rasguño, lo demás, por la misma fuerza del presente, caerá y se transformará.
Siempre cada quién a su ritmo.
Desde el Punto de Luz donde SOMOS UNO