EL VERDADERO MAESTRO
Viene a nosotros no una vez, sino de tiempo en tiempo, cuando resulte esencial: ocasionalmente -pero rara vez-, con el blanco hábito de su condición, que también es Cada Uno. Nadie conoce su verdadero nombre, ni puede describir su rostro o decir con seguridad algo sobre él.
Es el ideal incognito de nuestra especie. Cabe hallarlo en Oriente y en Occidente, en el presente, el pasado y el futuro, junto a cualquiera de nosotros de cualquier fe y clima. Es el viejo inmortal que ha soportado todas las adversidades que puede infligir nuestro planeta. Siempre que se le encuentra nos devuelve a nuestra condición mejor, a la vía del interés por los demás, al amor y a la bondad de corazón. Restaura nuestro valor y nuestra esperanza.
Es eternamente adaptable, de manera tal que en todas nuestras diversidades nos hallamos familiarizados con él. Es también el objetivo hacia el que pugnamos, el Hombre del Mundo, de un mundo más sabio y más noble, concebido con nuestra mejor imaginación. A través de él llegamos en espíritu a maravillas infinitas y glorias incomparables.
Tomado del libro El Enigma de Los Esenios, escrito por Hugh Schonfield.
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