Me rindo a la Sabiduría Eterna de mi Maestro Interior, esa certera y cálida voz, la que desde el centro de mi ser, manifiesta la Magna Presencia, el YOSOY. Y desde el punto de Luz donde todos SOMOS UNO, saludo a Dios en todo lo Creado, que no es más que Amor, Paz, Armonía, Opulencia, Brillo, Certeza, Conciencia, Perfección y Vida, en todas partes. Saludar a Dios en todo lo Creado es reconocer el Plan Divino en todo cuanto ha sido Creado, sea que esté o no manifestado, o que percibamos o no esa presencia. Saludar a Dios en Todo lo Creado no significa bajar los brazos, es más bien, abrir el pecho y extender tus manos, sintiendo a tu hermano en ti, como una parte de ti y tu como una parte de él, desde el Amor devoto e incondicional, sabiendo que siempre SOMOS UNO. Saludo a Dios en ti porque eres su manifestación más bella. Saludo a Dios en tus ancestros, porque son más que un código de tus genes. saludo a Dios en tu descendencia, porque son tu Semilla Divina Saludo a Dios en tus bienes materiales e inmateriales, porque te permiten la subsistencia en este mundo de dualidad que juntos hemos creado. Saludo a Dios en tu Fe, porque es tu noción de la Amada Presencia, aunque quizá no la comprenda, incluso si declarases tu no creencia, te saludo. Saludo a Dios en sentimiento, pensamiento y acción, sea cual sea, sin juzgar, pues, todas cumplen una tarea vital para el Camino que individual y colectivamente transitamos. Saludo a Dios porque al hacerlo, desde un punto consciente de Libre Albedrío, Gratitud y Amor, me reconozco, me acepto y me permito vivir. Desde la Conciencia, desde YOSOY, con fuerza, luz y elevación Miguel Arturo Cabrera
